El Rallye de la Vida; por Miguel Ponce ~ extremaduraderallyes.com - La Web Racing de Extremadura

lunes, 8 de marzo de 2010

El Rallye de la Vida; por Miguel Ponce

La vida es como los rallyes, una lucha constante contra todo en la que el tiempo es oro.

Donde nos encontramos a gente que si nos salimos nos devuelven a la carretera, y a otras que nos echan tierra para sacarnos fuera. Y donde, a parte de manos, hace falta tener un buen copiloto.
Pero hay veces que los rallyes son injustos como la vida, y la vida injusta como los rallyes.

Esto le ha pasado a conocidos, amigos y familiares nuestros. Que yendo arriba en la general, y marcando scratch, el motor se les paró. Y por más que los cuneteros se acercaron a empujar y sus copilotos les instaron a arrancar, no fue suficiente para devolverlos al Rallye de la Vida.

Un rallye que empezamos en el tramo de "La Infancia", desconcertados, sin saber que nos canta nuestro copiloto y sin siquiera saber engranar marchas. Poco a poco vamos adquiriendo confianza y llegamos a la especial de "Divina Juventud", donde ya empezamos a saber entrar en las curvas, pero también donde debemos aprender a controlar nuestros impulsos. Impulsos causados por un exceso de confianza que nos hace meter más hierros de la cuenta.

Terminamos el bucle de la mañana y nos dirigimos al primero de la tarde, "Madurez". Aquel pequeño y desorientado piloto que éramos se ha hecho mayor y negociamos las curvas con seguridad porque ya sabe escuchar, trazar y contra volantear.
Después del cuarto y último tramo, "La Vejez", nos disponemos a volver al Parque Cerrado. Las manos nos tiemblan dentro de los guantes, hemos perdido coordinación en el punta-tacón y nos hemos arrugado como una pasa, pero estamos satisfechos. El rallye ha terminado, hemos ganado.
Pero antes de pasar el Control Horario volvemos nuestra mirada atrás, para recordar a aquellos que tuvieron que retirarse de este rallye antes de tiempo, y, aunque no lo terminaron, consiguieron marcar scratch en nuestro corazón.
Y es que los rallyes son como la vida, no se viven solo con la cabeza, sino también con el corazón.
Texto: Miguel Ponce (colaborador EDR)

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